Las inundaciones en las Sierras Chicas tuvieron como efecto la movilización espontánea de la comunidad dejando a su vez al desnudo el retraso de las acciones provenientes del estado.

No obstante este contexto, donde ni siquiera la ayuda solidaria cargada de buenas intenciones alcanza, sabemos que es de las dificultades con las que cada uno se confronta de donde es posible extraer las soluciones más propias y hasta en algunos casos encontrar en la catástrofe una oportunidad.

Hace unos días alguien me decía “Ahora me decidí a no esperar más y quiero ver cómo hacer el cambio que venía pensando ya desde antes de la inundación”. De este modo el imprevisto de la inundación tocó eso más íntimo que había quedado a la espera y que ahora, bajo este nuevo empuje, puede encontrar otras salidas.

Pudimos ver cómo la fuerza brutal del agua es capaz de socavar puentes y dejar aislados a sectores de la población. Desde el psicoanálisis sabemos, que no tener en cuenta el modo singular en que cada uno es afectado, tocado, golpeado o no, por lo imprevisto, agudiza la vivencia de desamparo y con ello podríamos decir que lo que se socava es el lazo que podemos llegar a tener con los otros.

La RED de la EOL recibe las consultas de quienes han sido afectados y decidan buscar respuestas posibles al malestar generado por este acontecimiento.

 

Graciela Martínez