El miércoles 24 de julio tuvo lugar en nuestra Sección la primera Noche de Carteles hacia las XXXIII Jornadas de Carteles de la EOL “El cartel como política de la enunciación”, que tuvo por nombre “Principios de la enunciación”.
Estuvo coordinada por Ana Bianco, responsable de la Comisión de Carteles, acompañada por Mariana Gómez, miembro de la Instancia Diagonal, quienes interrogaron las producciones que presentaron Facundo Poleri, Luz Camozzi, Mariana Quevedo Esteves y María José Mosquera, cartelizantes cuyo tema de investigación se inscribe bajo la rúbrica Políticas de Escuela.
En esa ocasión pudimos escuchar rigurosos trabajos epistémicos, participar de una conversación viva y asistir a una puesta en acto de la política juventud de la Escuela, tal como lo destacó la presidente de la Instancia Diagonal, Adriana Laión.
Mariana Gómez introdujo el trabajo subrayando que, a través del acto enunciativo, el que habla se apropia del decir, cuestión que se puso en evidencia en cada uno de los escritos que generosamente compartieron sus autores.
Facundo Poleri abordó la noción de autoridad analítica. Partiendo del deslizamiento de la autoridad al autorizarse, se detuvo en el autorizarse por sí mismo, situando la paradoja entre el sí mismo y el vacío de la posición del analista y la ausencia de identidad que esta posición implica. Subraya que el analista no se autoriza en el saber, ya que “del saber supuesto, él no sabe nada” y que el saber puede hacer olvidar lo extraordinario del acto analítico.
Autorizarse implica un riesgo, no sin la Escuela, así lo dice: “Bajo el principio del no saber, hacer de la Escuela un hecho de transferencia, un lugar para que cada uno se autorice en lo más diferente y desconocido, y transmitir allí su propia enunciación”.
Luz Camozzi comenzó ubicando la diferencia entre autoridad y autoritarismo; mientras la primera se basa en la responsabilidad, el autoritarismo hace uso del poder, al que se acude cuando no se puede sostener auténticamente una praxis, como señala Lacan. Profundizó en los resortes de la autoridad auténtica a la que se refiere Christiane Alberti[1] en el documento sobre el aggiornamento, y nos compartió un hallazgo del cartel: la autoridad auténtica, es aquella que es responsable más allá del texto del reglamento. Se trata entonces, de una autoridad que es un asunto de presencia que reconoce la autoridad de cada uno pero no sin consentir a una comunidad.
“Atrévete a decir por ti mismo”, así comenzó el trabajo de Mariana Quevedo Esteves, que puso en tensión las palabras congeladas, gastadas, las frases hechas, y el trabajo de subjetivar la propia voz, “ese partenaire invisible que se hace presente cuando tomamos posición en los enunciados”. Trazando un arco del activismo del bla bla bla, que busca dominar lo que estorba, al vacío de la voz, que tiene el lugar de lo que no se puede decir, nos recuerda el riesgo necesario que implica tomar la palabra y que hacerlo en público da paso a la comunidad, no sin el franqueamiento de un punto de angustia.
En un cartel que interroga la relación entre Instituto y Escuela, María José Mosquera se pregunta cómo leer esta relación en la que hay una preposición que falta, que es una x, no es fija, pero en la que surcamos el trayecto de-formación analítica. El cartel puede constituirse en ese entre. El rasgo elegido: el deseo del analista. Un deseo que requiere, despejarse del querer que lo nubla y que se ubicaría del lado del ser. La soledad y la causa del deseo del analista se revelan en el trabajo de la transferencia. El deseo del analista, es uno por uno, pero en su multiplicidad no es sin el Uno, el de la Escuela.
Ana Bianco, animando cálidamente la noche, dio la palabra a cada uno de los que tomó el riesgo de poner en juego la propia enunciación. Las intervenciones abonaron una fecunda conversación en la que se ubicaron hallazgos, paradojas y tensiones que evocan pero no definen el acto de tomar la palabra. Así, se introdujo la diferencia entre peligro y riesgo, la incomodidad de lo heterogéneo, la servidumbre voluntaria, la autorización y la autoridad, la contingencia o el feliz azar enlazados a la enunciación y la subjetivación de la propia voz, por mencionar solo algunos de ellos.
Cada una de las preguntas que rodaron volverá a los carteles para seguir provocando el trabajo que continúa en Mar del Plata.
Camila González Quiroga
[1] Cf : https://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-728.pdf