Muchas “cartas de (a)muro” colgaban suspendidas entre las paredes de la casa que cotidianamente aloja la vida de Escuela. Había otros elementos extranjeros y familiares a la vez, y de esa combinación surgió hablar a las paredes.

Sucedieron buenos encuentros: la ciudad entró por el lapso de tres horas a la Sección, que invitaba a recorrerla desde la puerta hasta el último muro, bañado este por la libido, la interpretación y el arte de los muralistas El Lolo y Lu Yorlano.

La Biblioteca de la Orientación Lacaniana Córdoba (BOLC) fue anfitriona, para interrogar acerca de qué estan hechos los muros, qué voces resuenan y de qué manera los psicoanalistas hablamos a las paredes.

El amor de transferencia estaba en el aire de la Escuela: sala repleta y viva, algunas luces de colores, suelta de libros, y la notable presencia de la Librería de la Sección. Así llegaron Pablo Durio, Licenciado en Comunicación social, conductor y productor de radio; Luis García, ensayista, investigador de CONICET; en conversación con dos psicoanalistas, José Vidal y Gloria Sensi. La coordinación de la responsable de Biblioteca, Josefina Elías jugó a despertarnos acerca de los modos posibles de anudamiento entre el amor, el muro y el lenguaje.

Para eso Luis nos llevó por un recorrido que iba desde “hablar en el desierto”, hacia “el amor que jamás vencerá al odio”, pasando por la “tradición de la incomprensión” y el “discurso capitalista y el nuevo negacionismo”.

Gloria Sensi nos propuso armar un conjunto por un momento: el de los “concernidos por el psicoanálisis”. Sostuvo que el amor es una condición para malentenderse.

Josefina formuló que el psicoanálisis necesita del amor, y así lanzó estas preguntas a la conversación: ¿Siguen vigentes las cartas de amor? ¿Está el amor amenazado? Entonces nos recordó lo que para Lacan habría que esperar de novedoso del psicoanálisis, esa novedad habla del amor. Sin duda porque Lacan pensaba que el psicoanálisis se sostiene en el lugar del amor por la transferencia.

Pablo nos trajo libros y cómics, para hacer suyas las palabras que indican que el amor es un “Y sin embargo” todo da la impresión de que las cosas quedarán obstaculizadas pero el “y sin embargo de esas cosas es el amor.”

José nos propuso levantarnos para ver qué hay por arriba del (a)muro.

Al finalizar, las cartas de amuro llegaron a su destino, a quienes tímidos, entusiastas o atrevidos, se arriesgaron a adoptar una.

Los muros de la Escuela bordearon el vacío necesario para dar lugar a múltiples voces, de las cuales seguimos escuchando sus resonancias.

Natalí Ivanier