Discurso de la Presidente Entrante 2024

Queridos colegas,

Me visitan en este momento la alegría y la responsabilidad a la hora de dar el paso para presidir por los próximos cuatro años la Instancia Diagonal y participar como miembro del Consejo Estatutario de la EOL por la Sección Córdoba. Es un paso que recibió el signo de confianza que, en mi caso, funciona como necesario “punto de apoyo -como dice Lacan, inspirado en Arquímedes- donde fijar el grano de arena de la enunciación”.

No me cabe duda que, quienes estamos en esta Asamblea “interesados por el psicoanálisis en acto, ponemos a prueba ese interés”, año a año, renovando una elección, un compromiso que lleva la marca de la apuesta de Lacan por la Escuela “y su afán de ex-sistir”. De esta apuesta provenimos, somos la consecuencia.

En la Sección Córdoba, hace ya veinticuatro años, con la orientación de Jacques-Alain Miller, llevamos adelante una invención: la Instancia Diagonal. Desde esa fecha hasta hoy, la permutación sopla en ella y en su funcionamiento para impedirnos “entrar demasiado en los hábitos”, valga esta palabra en su sentido más amplio. Nada se reproduce en una permutación, más bien algo se produce.

Y es este principio de lo que se produce en la Escuela lo que me interesa hoy subrayar. Aludimos sistemáticamente al trabajo que sostenemos en la Escuela. Razones no nos faltan, Lacan mismo promovió con su “fundo” un proyecto de trabajo para hacer avanzar el psicoanálisis en la vertiente de sus conceptos y de su praxis original. Lo afirmamos todas las veces: se trata de un trabajo indisoluble con la formación que la Escuela misma dispensa.

Ahora bien, este acento en el trabajo que -sabemos- marcha a un ritmo intenso, sostenido, no tiene que hacernos olvidar en qué contorno, alrededor de qué se mueve la cosa, la imposibilidad que soporta. Tenemos que saber permanecer despabilados para no negar ese imposible, para no vestirlo con normas, para que no se vuelva una administración del sentido, o incluso del murmullo. Con este deseo de despertar podremos, en ocasiones, saber parar la oreja a la sutileza de lo que se produce en la Escuela.

El asunto es cómo tratamos ese producto, hecho del cariz singular, dispar, con el que “cada uno arrima el hombro”, como le gustaba decir a Lacan. Esa es -creo- la llave para pensar lo que hacemos, ya que eso producido -como en el análisis- es, sepámoslo, nuestro único activo. Estoy convencida que la cosa avanza con ese activo, ocupándonos en la Escuela de darle su justo lugar a la intensión en la enseñanza, que sólo pasa, se transfiere de sujeto a sujeto; a partir de los efectos que eso destila en cada uno, sabremos seguramente hacer algunas olas -y de las buenas-  en la extensión y la transmisión del psicoanálisis.

Cuando hice llegar hace un año mi carta para poner a consideración de ustedes la posibilidad de formar parte de la Instancia Diagonal, me preguntaba por la función que le cabe hoy a la ID, por el alcance político que podemos darle a la fórmula f(x) para pensar desde ahí, desde esa x, el lugar que le toca, que le conviene a una Instancia de Escuela como la nuestra, una Instancia -es mi anhelo- más instituyente que instituida. Ensayé en aquel momento algunas ideas, referidas especialmente a cómo animar esa x, jugada -por ejemplo- en el deseo de leer lo que mutó, las implicancias de este nuevo tiempo de aggiornamento y reinvención en la AMP y en la EOL, especialmente en lo tocante a la vida de cada uno de los dispositivos de Escuela: pase, admisión y garantía. Propuse esta x como el deseo de leer también el lugar de la Sección Córdoba, su manera de hacer el nudo con la nueva forma Escuela en su mapa ampliado. Por otra parte, propuse servirnos de esa x para volver a plantearnos, las veces que sea necesario, cómo propiciar las condiciones de posibilidad del discurso analítico en la ciudad, en el mundo frente a lo que dimos en llamar el estado actual de la civilización.

Sostengo hoy, con el mismo tenor, en la puerta de entrada de la función que me toca, esta x que conserva todo su valor inaugural. Contando con eso, la instancia Diagonal seguirá en el desafío de sostener el estilo en el lazo y la conversación cercana con el Directorio, su programa de trabajo, sus ideas e iniciativas. Con la misma cercanía, acompañará el trabajo de investigación de la Red y alentará los toques de enunciación en la caja de resonancia que constituye la Comisión de Admisión de la Sección. También, se sostendrá en el trazado de la dialéctica necesaria con el Instituto, para ubicar sus puntos de empalme, en tanto responsables del campo de gravitación que los mismos constituyen; por su parte, estará atenta a la hora de articular las acciones que hagan falta en lo que respecta a la lúnula psicoanálisis y universidad, así como dará lugar a la conversación con quienes sostienen la apuesta por la incidencia política del psicoanálisis desde el nudo Zadig en Córdoba, si así lo desean.

Comencé hablándoles del signo que funcionó como resorte para animarme en este desafío, así que – ahora sí- quiero agradecer especialmente la confianza a mis compañeras de la ID, Adriana Laión, su presidente saliente y Mariana Gómez, también a Pilar, Directora de la Sección. Ya brindaremos en unos pocos minutos por nuestras acaloradas conversaciones. También quiero hacer llegar mi agradecimiento a cada uno de los miembros del Consejo Estatutario de la EOL. Tengo en las manos un gran desafío. Seguramente, con la virtud de lo inexplorado, podré delinear la banda de moebius por la que me moveré estos años.

Durante el 2025 tendré el gusto de compartir la Instancia Diagonal con Mariana Gómez y Álvaro Stella. Auguro con ellos los efectos del buen encuentro. Estamos a punto de producir juntos, por un tiempo, esta inmersión renovada en la Escuela, esta vez, dede este lugar. Hay una homofonía de Lacan que me sirve para este convite que quiero hacerles hoy, una palabra que reúne la posibilidad que batir, luchar y divertirse: se battre*. ¡Los invito seriamente, en cada ámbito de la Escuela, a ir por ahí!

Gisela Smania


*En “D’escuelaje”, Lacan hace notar esta homofonía entre s’èbattre ( divertirse) y se battre (luchar)