La aparición de una publicación nueva, podríamos decir, es siempre un hecho auspicioso. Sin embargo, no basta con que aparezca para que alcance su objetivo. Requiere también que encuentre un lugar entre quienes serán sus potenciales lectores.
Aunque conocemos la importancia de lo escrito en psicoanálisis, en tanto lo escrito es algo muy diferente de lo que se puede decir, no todo lo escrito tiene el mismo valor y este valor depende de diferentes variables. Una de ellas es el tiempo, el momento en que se publica algo y dentro de una escuela de psicoanálisis hay tiempos de estudiar, tiempos de repasar, de investigar o de inventar y también otros que podríamos imaginar.
Mediodicho aparece en un momento particular donde habiendo llegado la escuela, luego de varios años de repasar la enseñanza de Lacan al ritmo pausado de la A.M.P., a un nivel de formación básico, surge con cada vez más frecuencia entre los miembros el interés por nuevos territorios de la teoría y de la clínica, menos recorridos y otros directamente inexplorados.
A esto hay que agregarle la urgente necesidad del psicoanálisis de dilucidar cómo en la sociedad actual, marcada por profundos cambios sociales y económicos, el goce adquiere nuevas maneras de manifestarse; y la necesidad también de introducir en el mundo una clínica psicoanalítica que pueda dar cuenta de una demanda renovada.
Esto hace que la producción de los miembros, escritos pasibles de ser publicados en nuestra revista alcance un nivel sólo accesible para aquellos que ya han transitado por caminos similares y que resulte de difícil lectura para los que se están iniciando.
Material formativo, por un lado y material de intercambio, investigativo por el otro, expresan que existe un lector imaginario para nuestra publicación, o mejor dicho, dos, que solamente en el aprés-coup podremos definir con alguna precisión. Por el momento intentaremos satisfacer ambas expectativas sin limitarnos a una sola de ellas, hasta que la respuesta que nos llegue de los lectores vaya por sí sola definiendo el rumbo.
Nos interesa que los trabajos publicados tengan un valor teórico suficiente para que “Mediodicho” ocupe un lugar en la biblioteca del analista y que éste pueda encontrar en ella un lugar de referencia para la consulta, que le permita orientarse en la bibliografía y en temas que hacen a su quehacer.
No vamos a dejarnos llevar por nuestras ganas de que la revista tenga un gran alcance y que llegue a todos los lectores posibles. Nos conformaremos con que esté a la mano de la comunidad analítica.
Sin embargo no debemos olvidar que el psicoanálisis lacaniano tiene mucho para decir en el momento actual, más allá de lo que Freud planteó hace cien años. El lacanimo está proponiendo al hombre contemporáneo una versión distinta del psicoanálisis y para ello se ha abocado disciplinadamente a examinar lo que han sido esos cien años: las entradas, la interpretación y muy especialmente los finales de análisis, lo que ha desembocado de manera lógica en el dispositivo del pase que recién empieza a darnos sus enseñanzas. Con lo que decimos que el Psicoanálisis Lacaniano está en posición de responder a la pregunta ¿Qué se puede esperar de un psicoanálisis?, y sería bueno que la comunidad en la que vivimos tenga noticias de esa novedad que el psicoanálisis puede aportar.
La Redacción
José Antonio Vidal
Beatriz Reyna de Rabinovich