“Ha surgido un nuevo Uno” – Jacques-Alain Miller
“¿Acaso no ven la diferencia entre Existe Uno y Hay uno?” – Marie-Hélène Brousse
“Se trata de un Uno-solo-de-goce” – Gabriela Camaly
“… anuncio, grito, Hay el Uno despierta…” – Natalia Andreini “…insubordinable, discordante, exorbitante, no-totalizable por antonomasia, Uno de la noche, del come-back…” – Cesar Mazza
“Cada uno en su cadaunería encontrará su modo de vivir. Cada uno solo” – Cecilia Fasano
He aquí mis subrayados preferidos. Bien podría seguir porque tengo uno de cada uno de los autores pero mejor no, porque no se trata de los míos sino de los suyos, de los subrayados unos que conformen su propio enjambre, el de cada uno de ustedes.
Permítanme proponerles algunas claves de lectura que nos introducen en “una complejidad que no tiene por qué ser tan complicada” (Bassols, p. 9), tampoco simple, pero sí imprescindible para evitar caer en esos sentidos comunes tan afines al conjunto cerrado que propone lo universalizable. Para seguir con el enjambre –que es la forma menos cerrada a la que podemos aspirar– escribo a modo de unos solos sirviéndome de una fórmula que es como un “juego de lítote” (Seminario 17, p. 61) que Lacan usa no pocas veces –la más célebre es “la angustia no es sin objeto” (Seminario 10 p. 87). Este no sin es una atenuación que pone en valor lo que no cierra, lo que se escapa.
Cada Uno solo no es sin otros
El Uno no es sin lo Otro (en el sentido de lo hetero) El Uno no es sin lo múltiple
Si “nada es más peligroso que las confusiones que atañen al Uno” (Lacan, Seminario 19, p. 107) nos dispongamos a entrar en un terreno de unos movedizos con la convicción de que, a medida que avance la lectura, podrán ir distinguiéndose unos de otros y unos no sin los otros: al menos uno que dice que no, Haiuno, Uno-solo, Uno múltiple, Uno de goce, Uno que comanda, Uno que orienta, Unos, unos y Más-Uno/s.
Nuestra querida sección del Cartel convocó, esta vez, a cuatro Más- Uno alrededor del rasgo “La práctica orientada por el Uno”. Encontrarán recorridos y algunos interrogantes que conversan muy bien con el caso que presenta Fabián Fajnwaks, un trayecto que da cuenta de un pasaje que va del Uno fálico al Uno del goce. He aquí, una práctica orientada por el Uno.
Este año tres AE vinieron por Zoom a testimoniar a Córdoba. Quisimos publicar además el trabajo de Escuela que despertó cada uno, porque reconocemos allí momentos preciosos que nos permiten ser testigos de eso que sigue Pasando después del Pase, con la comunidad Escuela. A la conversación de Pase, le siguen otras conversaciones.
El acontecimiento del domingo 2 de mayo de 2021, ocasión de la presentación del libro Polémica Política con la presencia de J.-A. Miller, 12 desencadenó un torbellino que consideramos oportuno poner al trabajo re-inaugurando una sección de la revista: “Avanzada”. Como su nombre lo indica nos da la ocasión de avanzar –y por qué no anticipar – con otros, en conversación con otros, los efectos que produce el impacto de los acontecimientos de Escuela. Junto a tres colegas interrogamos el alcance de lo que J.-A. Miller propone allí cuando dice “analistas como analistas de la experiencia de la cultura”. Cada una de las tres, lo transmite en acto. Podrán comprobar también que es precisamente lo que hace J.-A. Miller en la clase que publicamos en este número cuando reflexiona sobre el momento actual. Si bien es en el 2002, se trata de una actualidad muy vigente. Empieza así: “-¿Qué es lo que quiero? Me gustaría que pudiéramos anticipar lo que será el psicoanálisis en el siglo veintiuno, diferenciarlo de lo que ha sido en el veinte” (p. 22 ). Y así lo hace.
En la entrevista con Angelina Harari retomamos dos formulaciones que nos permiten pensar la Escuela: la “Escuela Una” que hace valer lo múltiple y la “Escuela-sujeto” que hace valer lo colectivo.
Tenemos el gusto de contar con Catherine Millot en este número. La transmisión de un trayecto que le permite, a partir del análisis y de la escritura –que para ella es un modo de continuar el análisis–, pasar de una soledad vivida como un desamparo absoluto a una vivida con una satisfacción inédita, no tiene desperdicio. Reconocerán allí también el hilo de Ariadna de ese Uno solo que es la soledad –valga la redundancia –, en este caso. No se priven tampoco del encuentro que tuvimos con la hermosa Cecilia Priotto, cómo transmite eso que le pasa a su cuerpo cuando baila… sola. Sin duda los artistas están menos defendidos de ese goce Otro que es Uno.
Me doy cuenta, casi sin querer, que con esta Mediodicho 47 llegamos al final de un trabajo que nos llevó dos años y dos revistas. Fueron justo los dos años en donde la pandemia modificó nuestras vidas radicalmente. En este proceso no sé bien quién sostuvo a quién. Si la revista a mí o yo a ella o un poco y un poco. Me quedo con las marcas del trabajo decidido de este comité y con la cadaunería (Miller, Extimidad, p. 51) de cada uno que ya empiezo a extrañar.
Liliana Aguilar