Moonlight: proyector sobre una pura diferencia

Por Dominique Corpelet, en Lacan Cotidiano n° 629

Moonlight, el hermoso film de Barry Jenkins, recientemente recompensado con un premio Oscar, dice sobre la dificultad de un sujeto homosexual para situarse y hacer valer su singularidad, estando tomado por un mundo orientado por una norma masculina que prescribe un modo de goce único. “Who is you?” es la pregunta de este film. Esta tiene por corolario otra pregunta: “por qué los otros me llaman así?”. El film se articula en un ternario. Tres tiempos, tres identificaciones, tres nominaciones ordenan la película en tres capítulos: Little, Chiron, Black. Se trata del recorrido de un sujeto afectado por las palabras de los otros y que intenta re-nombrarse, pero al precio de callar su deseo y su singularidad. Moonlight es sobre la nominación de un sujeto, sobre la nominación de los otros y la de él mismo.

Little: el encuentro de un padre

Liberty City, barrio negro de Miami. Un niño es perseguido por otros jóvenes de su edad. Lo persiguen por lo que es. Él se sabe diferente, pero no sabe en qué ni por qué. Es criado por una madre, sola, que se prostituye para comprar crack. Este niño latente y a la espera de palabras, es librado a los maltratos de los otros, a sus golpes y a sus insultos. Un feliz encuentro: Juan, dealer temido y respetado, está allí y lo ve intentar escapar de estos otros. Una feliz contingencia: este hombre le toma afecto a Chiron, alias Little. Lo lleva en su auto, le muestra la playa, le enseña a nadar, lo lleva a su casa y le da de comer, le habla, le transmite un saber. Little es el nombre que los otros dan a este niño: una pequeña cosa frágil, una cosita, una nada. El encuentro con Juan es determinante: responde a la demanda de amor de este niño. Nutrido de palabras, bordea la perplejidad que resiente Little frente a las palabras de los otros, y responde en parte al enigma que es él para él mismo. A su pregunta: “¿qué es un marica (faggot)?”, Little oye la respuesta de Juan: “es una palabra que se utiliza para avergonzar a los gays”. «¿Acaso soy un marica? » – «Lo sabrás más tarde». Esto no es sin recordar aquello que escribe Edouard Louis: «¿Por qué, cuando era un niño, por qué no lo era verdaderamente? Por qué, sobre todo, me comportaba así, los modos, los grandes gestos con las manos que hacía cuando hablaba (gestos de loca), la entonación femenina, la voz aguda. Ignoraba la génesis de mi diferencia y esa ignorancia me lastimaba» (1). Little encuentra en las palabras de Juan una articulación que afloja la compresión significante: “Faggot” deja de ser oscuro. El sujeto deja de estar librado al sinsentido del insulto para extraer un saber sobre él mismo, hasta entonces ignorado. Lacan recuerda que el insulto es la primera y última palabra (2). Cuando ha sido dicho, todo ha sido dicho. Jacques Alain-Miller subraya: “El insulto, es el esfuerzo superior del significante para lograr decir lo que es el otro en tanto objeto a, para ceñirlo en su ser, en tanto que, justamente, este ser escapa al sujeto. Intenta obtenerlo con una flecha.” (3) El sujeto, cuya modalidad de goce se ve fijada por la palabra del Otro, queda clavado allí mismo por quien lo insulta (4). El insulto viene a develar al sujeto una modalidad de goce a la cual se encuentra, por él, reducido: “el insulto, si resulta por el eros ser del diálogo tanto la primera como la última palabra (conferómero), así como el juicio, hasta el «final», sigue siendo fantasma, y para decirlo, no llega a lo real sino perdiendo toda significación” (5).  Este trozo de real permanecía enigmático para Little. El decir significante de Juan permite ahora al niño entrar al capítulo siguiente. Al S1 “Faggot”, Juan articula un S2: “una palabra para avergonzar” y “lo sabrás mas tarde”. Algo cesa de no escribirse.

Chiron: el encuentro de lo sexual y la salida de la escena

Es hora de la adolescencia y del despertar de la primavera. Una primavera bien tempestuosa para Chiron quien, en el liceo, continúa doblegándose ante los golpes e insultos de los otros varones. Juan, quien ha muerto, ya no está para socorrerlo, y su madre está irremediablemente hundida en la droga. Chiron no es normal: no es el macho normado que el grupo de pares esperaría que fuera. El mal-llamado (mal-nombrado) Little se re-nomina: Chiron. La nueva nominación desliza bajo la barra el antiguo nombre de la vergüenza que fijaba un modo de ser. Sin embargo, esto no tiene efectos en las miradas insultantes de los otros. En el cielo tormentoso de la adolescencia, aparece un claro de luna que viene a iluminar el objeto que Chiron quiere en secreto y que vuelve en sus sueños: los varones. Este segundo episodio está marcado por el encuentro sexual. En la playa, una noche, encuentra a Kevin, el amigo de la infancia, quien va a compartir con él un porro y mucho más; un momento de placer sexual le es arrancado al destino sombrío. Para Kevin, él es “Black”. Nuevo enigma para el adolescente: «Why do you call me Black ? ».

Chiron, víctima y objeto del maltrato continuo de una banda de adolescentes que no soportan su diferencia, no encuentra finalmente otra solución más que la de hacer justicia por mano propia. En esta situación, es a través de un acto calculado que el adolescente va a orquestar su propia salida de escena: devolviendo los golpes violentamente. En medio de una clase, romperá una silla sobre la cabeza del que lo amenaza desde hace años. ¿Lo siguiente? Escoltado por dos policías, Chiron saldrá del colegio para no volver nunca más. ¿Acaso sólo la policía podía arrancar a este adolescente de este universo mortífero? Este sujeto desamparado realiza un acto sin palabras que lo hace salir bruscamente de la captura real de los otros.

Black: una solución imaginaria

Atlanta. Chiron, convertido en Black, ha pasado algunos años en prisión. Helo aquí dealer. Cadena de oro, dientes de oro, brazos robustos, auto robusto, dinero y droga: en respuesta a estas palabras que Juan le había murmurado en la playa: “Un día, deberás decidir quién eres. No dejes que los otros decidan por ti”, se convirtió en Black quien, bajo los adornos del hombre potente, admirado y musculoso, ha echado al debilucho Little y al afeminado Chiron.

Se convirtió en lo que era Juan, un dealer, y ha tomado para el mismo el nombre que Kevin le había dado anteriormente. Chiron es y permanece un sujeto hablado más que hablante. Pero esta solución sólo funciona con el precio de una renuncia que no puede durar demasiado. Han pasado diez años desde que salió forzadamente del liceo, y, un buen día, Kevin lo vuelve a llamar. Aquello que vuelve a Black es mucho más que el pasado: aquello que vuelve es el objeto de su deseo. El reencuentro, momento importante del film, es el momento en que se pone a prueba la solución imaginaria que este personaje ha inventado. A la pregunta “who is you?” hecha por Kevin, sorprendido de verlo transformado, Black responde: “Hice todo para olvidar. Quería volverme fuerte, convertirme en otro”. Kevin, quien no cree ni por un segundo en esta virilidad de pacotilla, le permite dejar caer un poco la máscara del hombre fuerte e intocable para pronunciar una palabra plena.

¿Qué nos enseña Moonlight? Que la norma va contra el deseo, o más bien que el deseo está siempre por fuera de la norma. ¿Por qué vías un sujeto puede hacer valer su deseo en contra de todos? Little-Chiron-Black: el ternario traza el camino de aquel que, insultado y reducido a un objeto para el otro, se re-nombra para satisfacer las exigencias de la mayoría. Se ha unido a la norma dominante para discurrirse bajo un nombre de color que nada dice sobre él, que nivela la diferencia, y que acalla hasta la más pequeña singularidad. Black se ha convertido en el elemento anónimo de un conjunto orientado por la norma masculina. Era para acabar con Little. Es un auto-engendramiento inventado a partir de pequeños pedazos de identificaciones de la infancia, una solución imaginaria que supuestamente contentaría a los otros borrando las asperezas del sujeto. Black, perdido en las “sombras y reflejos” (6) de una virilidad detrás de la cual se resguarda y que le asegura un hilo de consistencia, ha cedido para tener paz. Sin embargo, es recapturado por sus sueños y por la vida. El singular Chiron, tomado entre un insulto que lo apuntaba (little) y el nombre genérico que lo absorbe (black), ¿encontrará una solución menos imaginaria para hacer valer la singularidad de su deseo y de su modo de ser?

Traducción de: Stéphanie Malecek
Establecimiento: Jacques-Alain Miller
2014

Notas

1 : Edouard Louis, En finir avec Eddy Bellegueule, Paris, Seuil, 2014, p. 19.
2 : Cf. nota 5

3 : Jacques-Alain Miller, « Le banquet des analystes », 
L’Orientation lacanienne, cours du 6 décembre 1989.
4 : 
Ibid., cours du 13 décembre 1989.
5 : Jacques Lacan, 
Autres écrits, « L’étourdit », Paris, Seuil, 2001, p. 487. En español: Otros escritos, «El Atolondradicho», Buenos Aires, Paidós, 2012, p. 512.
6 : Jacques Lacan, 
Ecrits, « Le Séminaire sur La lettre volée » Paris, Seuil, 1966, p. 11. En español: Escritos 1, «El Seminario sobre la carta robada» Paris, Siglo 21 editores, 2009, p. 23.