Reflexiones del tiempo presente

Adriana Laion

Desde antes de advenir al mundo el lenguaje nos afecta, nos preexiste, cada uno lleva la marca de esa lalengua, que a partir de una insondable decisión del ser, consiente o no a socializar. La expresión Todo bien! es una muletilla de uso común, que no dice nada sobre el sujeto que la enuncia. La pandemia y sus efectos han dado lugar según mi lectura a otra expresión, una pregunta que dice de este tiempo de común afectación de la vida, “¿Cómo estás?”. Sin desconocer el “Todo mal” para muchos, esta pregunta dice mejor lo que nos enseñó J.-A. Miller sobre la época en la que estamos viviendo, bajo el régimen del no-todo, donde no hay excepciones y se da lugar a una serie sin ley que demanda que nos interesemos por cada uno, por los modos de satisfacción singulares. La época del detalle señala ya, que si la idea general se escurre lo que aparece es el caso singular, en esta enunciación leo la chance del porvenir para el psicoanálisis y los psicoanalistas.

Luego de la perplejidad inicial frente al real que advino, surgió la cuestión de cómo seguimos… en nuestros consultorios e instituciones.

Hubo que consentir a perder un modo de practicar, habitar, enlazarnos, enseñar, aprender, transmitir, a no apresurarnos a donar sentido, sino a inventar sobre este nuevo real.

Lacan en Televisión dice “El impasse sexual secreta las ficciones que racionalizan el imposible del que provienen. No las digo imaginadas, leo en ellas, como Freud, la invitación a lo real que responde de ellas”. Unas páginas antes y articulado a este decir pregunta…”Si ese real sigue siendo enigmático ¿hay que atribuirlo al discurso analítico, y por eso el mismo institución?”[1].

 Leo en estos párrafos el desafío que los psicoanalistas tenemos tanto en la cura como en nuestras instituciones de aislar, reconocer las ficciones sobre las cuales se apoya nuestra practica y el lazo asociativo. El psicoanálisis de la orientación lacaniana se sostiene en principios basados en una ética del bien decir frente a lo real que se nos presenta; si no lo desmentimos podremos,  a pesar de este tiempo de confinamiento y de aislamiento obligatorio, producir una presencia real, como Lacan indica en el Seminario 8, a la presencia del deseo del analista,  con nuestros analizantes.

¿Y la Escuela? La vida de la Sección delimita no solo un lugar y un lazo que tiene consecuencias para quienes hemos deseado y consentido en habilitarla, sostenerla, conducirla, sino una responsabilidad. ¿Estamos pudiendo leer estas consecuencias? ¿Qué efectos podemos comenzar a interpretar en las transferencias de trabajo y en el affectio societatis?¿Hemos encontrado una manera de llegar al Otro de la civilización, leyendo sus impasses y funcionamientos?

Seguimos…


[1] Lacan, Jacques. “Televisión”, Otros Escritos. Buenos Aires. Paidós. 2012, p. 556-558