¿Todo bien?

Damasia Amadeo de Freda

Todo bien es una respuesta conocida. Si le agregamos pero a condición de no entrar en los detalles, puede ser el puntapié inicial para abrir otro discurso.

No es raro escucharle decir a un paciente la expresión todo bien. Sin embargo, para un analista, todo bien supone un no todo bien. A medida que la confianza en el Otro se confirma y que la transferencia se establece, se va develando que todo bien incluye un todo mal. De modo que el sujeto se va apercibiendo de a poco que los detalles en la cadena significante que él mismo profiere y que el analista escande, es lo que en realidad viene a desbaratar desde el inicio su todo bien.

Una de las particularidades del acto analítico está en que no todo bien es un motor que conduce a otro bien, un bien que ya no será más ni un todo bien ni un todo mal, sino un bien decir. Es verdad que el bien decir al que se apunta está más cerca de bien decir el mal que de bien decir el bien. Y esto es así porque bien decir el síntoma en el análisis implica que los significantes se ordenen de un modo distinto en su transcurso, para que el goce atenazado en ellos deje de ser un goce mórbido para el sujeto.

El fin del análisis es un bien decir a partir del cual el goce del síntoma se transforma en causa del deseo y propulsa a la invención, como uno de los nombres de lo real.

Buenos Aires, agosto de 2020