Liliana Aguilar – Miembro de la EOL y de la AMP
El Otro sexo no pasa por el sexo
Les propongo partir de una contradicción: eso que llamamos el Otro sexo no pasa por el sexo. Es una dimensión a-sexual, fuera de sexo. Este Otro sexo, que Lacan ubica primero como femenino y luego generaliza, no implicaría tanto un sexo más, un sexo otro, sino más bien una alteridad en relación a lo sexual. En este sentido, el Otro sexo sería más bien lo Otro del sexo.
Todo aquello que atañe a los sexos y a lo sexual se dirime en un solo sexo, el masculino. El sexo masculino es el universal del sexo, es el universo de lo sexual, fundamentalmente porque allí se juega el goce sexual que ubicamos como fálico. El Otro sexo sería lo Otro del sexo justamente porque allí se trata de un goce que por no tener como referente a la función fálica, no le queda otro alternativa que ser a-sexuado, un goce sin sexo que no goza de lo sexual -aunque bien pueda jugarse en una relación sexual-. Se trata de un goce que no implica al cuerpo sexuado sino al cuerpo hablante, ese que ha sido traumatizado de una manera única y singular más allá de su anatomía y su porvenir sexuado. El Otro sexo o lo Otro del sexo, alude a esta alteridad que anida en el goce del cuerpo hablante, un goce que es un goce del cuerpo, del cuerpo como tal, y que no tiene representación. Un goce Uno que no pasa por la dialéctica del Otro que implica la castración, pero sí ex-siste en tanto Otro. En este punto el Uno y lo Otro se conjugan.
Durante años, los impasses de la relación sexual -que no hay- se midieron, se leyeron, se ordenaron y se tramitaron a partir del falo. Como esta referencia ha sido conmovida como efecto de lo que hemos dado en llamar la declinación del padre -y su consecuente declinación del falo-, asistimos a un cambio en donde los impasses de la relación sexual que no hay se tramitan con lo que hay: una mayor conexión con el goce del cuerpo sin pasar por el falo.
Desde esta perspectiva podría pensarse el Otro sexo como un nuevo orden?… de hierro?… por qué?
Continuará…