César Mazza – Miembro de la EOL y de la AMP

Pero no eso

“Llamaremos heterosexual, por definición, a lo que ama a las mujeres, cualquiera sea su propio sexo” (Lacan, “El atolondradicho”, Otros escritos, p. 491)

Subrayemos entonces en la frase citada una articulación entre la diferencia sexual del parlêtre y el amor a las mujeres. Que alguien se anime a jugar ese juego, que se aventure a ese amor, contando con que no sabrá cómo hacerlo. ¿Es algo que un análisis puede causar? Derivas de la contingencia, este amor se puede dar a condición de no estar “prometido a ellas por una relación que no hay”. Sólo en el roce con una, este amor no dejará de escabullirse en su “discreción de inexistencia”, según la luminosa frase de Macedonio Fernández.

Aquello que “ama a las mujeres”, instante fugaz e inatrapable, tal vez hizo, hará, (que cada cual conjugue) temblar los cuerpos de otra manera. De dos (deux), uno de ellos (d’eux), ama desprendido en ese instante de un objeto, fetiche encerrado en el par Universal/Particular. Uno de ellos se anima a tocar el extravío del Otro sexo, llamado femenino. Pero, (nunca más oportuno el adversativo) sólo si se dispone a escuchar cuando ella dice: “Pero no eso” (1). Entrada de lo singular, donde el sinthome es un hacer con esa radical alteridad, donde ella es, cuando lo dice, Otra para el partenaire y para sí misma.

(1) La frase que desoyó Sócrates de una mujer (Lacan, Seminario El sinthome, p. 14)