Imprevisible[1]:
Leímos con M-H Brousse[2] cómo el acontecimiento pandemia dejó a la humanidad sin la posibilidad de un instante de ver (pre-visible) que diera lugar a un tiempo de comprender para después concluir.
Un tiempo real, podemos decir, que dejó de lado la erótica del tiempo: la expectativa angustiosa presente en cada sesión, previa al momento de la sorpresa del Pum![3] de la interpretación o del corte de sesión. Pum! al mejor estilo del maestro Zen. Sea con un ruido, una jaculatoria o con una patada “la sesión como unidad a-semántica (…) reconduce al sujeto a la opacidad de su goce”[4]
Acontecimiento actual entonces, que no se inscribió en la serie y dejó de ser una sorpresa para pasar a ser un trou-matisme…¿esto nos deja más cerca de la contingencia?
Queda abierta la pregunta, a partir de que, con el psicoanálisis, nos sabemos advertidos de un real, la inexistencia de la relación sexual. No hay encadenamiento S1/S2.
¿Nos animamos?
Ivanna Ramé
[1] Brodsky, G., 2003 – El principio de imprevisibilidad – Recuperado el 16/06/2020 de http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=on_line&File=on_line/etextos/amp/congreso_004/papers/007.html#elprincipio
[2] Brousse, M-H, 2020 – Los tiempos del virus – Recuperdo el 16/06/2020 de https://zadigespana.com/2020/03/26/coronavirus-los-tiempos-del-virus/
[3] Miller, J-A – El partenaire-síntoma, página 44
[4] Miller, J-A., 1996 – “Entonces Sshhh….”